Ella tenía el corazón partido en dos, pero de a poco iba entendiendo y agarrándole el ritmo a la vida de soltera otra vez, la curiosa vorágine que acarrea el hecho de que, a cada paso, cada actuar, cada decisión, pueda significar conocer a una persona que, potencialmente, estuviese capacitada para hacerla sentir feliz, querida y protegida; humanamente acompañada.
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