
"Mira traición, yo te gano" -dijo el engaño con fuerza-,
"Yo soy quien acaba con amores. Dejo malos sinsabores y ensucio toda pureza,voy regando con dolor. A los amantes y amores que conmigo se tropiezan, visto lujuria y deseo... para conquistar las almas. Y cuando ya las poseo... Nada les vuelve la calma".
"Mira engaño, no compares" -contestó la traición segura-.
"Tú eres río, yo soy mar, y mis aguas la sepultura..."
"Yo soy quien brinda el saludo y el beso de los buenos días... Palmaditas en la espalda, consejos y buenas palabras... Siempre digo -¡en mí confía!- para después por la espalda... dar certera cuchillada y así destrozar la vida".
Y seguían furibundos, engaño y traición peleando... Cuando vieron pasar llorando a una linda niña en flor.
Pregunta la traición: "¿Verdad que soy la culpable de tu fuerte y gran dolor?"
"No", -le dijo el engaño- "Di que el culpable soy yo".
La joven paró y les dijo: "No es ninguno de los dos... Este dolor tan inmenso, que me está rompiendo el pecho... Me lo ha causado el amor."
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